En un informe reciente, se ha revelado que la tasa de ejecuciones capitales ha alcanzado su nivel más alto en ocho años, lo que supone un aumento preocupante en la aplicación de la pena de muerte. Sin embargo, a pesar de este incremento, se ha producido una tendencia positiva en cuanto a la reducción del número de países que aplican la pena capital. Esta paradoja plantea cuestiones fundamentales sobre la ética y la moralidad de esta práctica punitiva y su efectividad como herramienta para disuadir la delincuencia. En este contexto, es importante analizar los datos y las tendencias actuales para comprender mejor esta cuestión compleja y polémica.
Pena capital en alza: ejecuciones en aumento en 2023, la cifra más alta en 8 años
Según un informe de Amnistía Internacional, en 2023 se produjeron 1.153 ejecuciones en todo el mundo, lo que representa un aumento del 30% en comparación con 2022. Esta cifra es la más alta documentada por la ONG desde 2015.
Los cinco países que llevaron a cabo el mayor número de ejecuciones en 2023 fueron Arabia Saudí, China, Estados Unidos, Irán y Somalia. Irán, por sí solo, fue responsable del 74% de todas las ejecuciones registradas, mientras que Arabia Saudí fue responsable del 15%.
Irán, líder en ejecuciones
En Irán, se produjeron al menos 853 ejecuciones, lo que representa un aumento del 48% en comparación con 2022. Al menos 24 de ellas eran mujeres y 5 eran menores de edad en el momento del delito. De las ejecuciones registradas en Irán, al menos 545 fueron llevadas a cabo de forma ilegítima por actos que no deberían conllevar la pena de muerte según el derecho internacional, como los delitos de drogas, el robo y el espionaje.
La minoría étnica baluchi de Irán fue desproporcionadamente afectada, constituyendo el 20% de las penas de muerte registradas, a pesar de que los baluchíes solo representan alrededor del 5% de la población del país.
Estados Unidos, un aumento preocupante
En Estados Unidos, las ejecuciones aumentaron, pasando de 18 a 24. Los avances pierden fuerza, asegura Amnistía. En 2023, se presentaron proyectos de ley en Idaho y Tennessee para que las ejecuciones fueran realizadas por fusilamiento.
Montana estudió la ampliación de las sustancias que se emplean en la inyección letal. Carolina del Sur promulgó una ley que plantea ocultar la identidad de las personas y entidades que participan en la preparación de una ejecución o la llevan a cabo. Y Alabama usó ignominiosamente la asfixia por nitrógeno, un método no probado, para matar a Kenneth Smith, catorce meses después de haberlo sometido a un intento de ejecución fallido.
Un mensaje para Biden
Un determinado número de estados de Estados Unidos mostró una escalofriante adhesión a la pena de muerte, así como su despiadada intención de invertir recursos en arrebatar vidas humanas, asegura Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional. El presidente Biden debe dejar de aplazar el cumplimiento de su promesa de abolir la pena de muerte federal.
La pena de muerte en el mundo
En 2023, se documentaron ejecuciones en 16 países, el número más bajo registrado por la ONG. No se registraron ejecuciones en Bielorrusia, Japón, Myanmar y Sudán del Sur, países que sí habían aplicado la pena capital en 2022.
La pena de muerte sigue siendo un tema controvertido en todo el mundo. Según Amnistía Internacional, al terminar 2023, 112 países eran totalmente abolicionistas y 144 habían abolido la pena de muerte en la ley o en la práctica.
La ONG insta a los gobiernos a abolir la pena de muerte y a respetar la dignidad y el valor de la vida humana.
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