En un informe reciente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha expresado sus dudas sobre la efectividad de la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas como medida para fomentar el empleo. Según el organismo internacional, esta política no es suficiente para abordar los problemas de desempleo y, en su lugar, sugiere que se deben abordar también los salarios como parte integral de la estrategia para impulsar la creación de puestos de trabajo. El FMI considera que una política más integral que combine la reducción de la jornada laboral con ajustes salariales podría ser más efectiva para estimular el crecimiento económico y la generación de empleo.
El FMI cuestiona reducción de jornada laboral y sugiere abordar salarios y flexibilidad para fomentar empleo
La presidenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, ha expresado su escepticismo sobre la reducción de la jornada laboral máxima establecida por ley desde las 40 horas actuales a 37,5 en 2025 sin perder salario, medida estrella de la vicepresidencia de Yolanda Díaz.
Según el FMI, no está garantizado que reducir la jornada aumente el empleo. Además, los trabajadores pueden acabar pagando el aumento de costos que supondrá para las empresas y ven riesgo de que la renta per cápita se reduzca.
La experiencia francesa
El FMI señala que la experiencia francesa indica que, para minimizar las pérdidas de producción y los costos fiscales, la reducción de las horas trabajadas debe ir acompañada de una moderación salarial.
El FMI advierte de que, incluso si no se reducen los salarios inicialmente, los trabajadores podrían acabar asumiendo una parte del costo en forma de un menor crecimiento de los salarios en el futuro. Además, el Fondo ve probable que la renta per cápita se reduzca a medio plazo, una caída que cifran en torno al 2-3%.
Recomendaciones del FMI
El FMI aconseja al Gobierno que preste atención a cómo casa la reducción de jornada con el salario mínimo interprofesional (SMI) y sugiere estudiar las consecuencias que puede tener sobre los servicios públicos cuando se aplique al sector público.
El FMI también recomienda al Gobierno que negocie la medida con los agentes sociales (sindicatos y empresarios), para minimizar los problemas que pueda generar en la actividad económica y tener más probabilidades de ganar productividad por el camino.
Para ello, el Fondo aconseja tener en cuenta el impacto diferente que tendrá la medida en los sectores de la economía. Los empresarios en sectores como la hostelería han protestado ostensiblemente ante la posibilidad de un recorte de jornada.
La medida de flexibilidad que el Fondo vería con buenos ojos sería que la reducción de jornada se aplicara en cómputo anual.
La negociación estancada
El Ejecutivo lleva meses conversando con los agentes sociales sobre cómo reducir los horarios, pero hasta ahora los avances que se han logrado han sido escasos.
La última reunión, celebrada el pasado 30 de mayo, concluyó de nuevo sin acuerdo para la frustración de los sindicatos.
Los sindicatos y Trabajo apuestan por una reducción de jornada que quede fijada en el Estatuto de los Trabajadores y que venga acompañada por medidas para controlar mejor el cumplimiento de las horas trabajadas.
En cambio, los empresarios prefieren mayor flexibilidad y negociar la medida convenio a convenio.
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