El sistema penitenciario de Brasil: el infierno en la tierra donde Robinho cumplirá prisión por violación

El sistema penitenciario de Brasil se ha convertido en un tema de preocupación y debate a nivel internacional, especialmente tras conocerse la noticia de que el futbolista Robinho cumplirá prisión por violación en este infierno en la tierra. Las condiciones precarias, la sobrepoblación, la violencia y la corrupción son solo algunos de los elementos que caracterizan a las cárceles brasileñas, donde la violación de los derechos humanos es una realidad cotidiana. La historia de Robinho, condenado a nueve años de prisión por un delito tan grave como la violación, pone de manifiesto la complejidad y la gravedad de la situación carcelaria en el país sudamericano. ¿Qué consecuencias tendrá esta sentencia para el jugador y qué reflexiones nos invita a hacer sobre el sistema penitenciario brasileño?

Robinho cumplirá condena en el 'infierno en la tierra' del sistema penitenciario brasileño

Robinho cumplirá en Brasil la pena de prisión de nueve años a la que fue condenado en 2022 por la Justicia italiana por su participación en una violación grupal en 2013. Así lo ha dictado la Justicia Federal brasileña, que rechazó la petición de habeas corpus presentada por el exjugador del Real Madrid, el Milan y el Manchester City.

Italia había pedido la extradición del exfutbolista, que no pudo producirse al no existir tratado entre ambos países. Robinho pasará a disposición del sistema penitenciario brasileño, caracterizado por ser uno de los más inseguros del mundo, apodado El infierno en la tierra.

Violencia, enfermedades y guerras de bandas

Condiciones de vida inhumanas, con miles de presos hacinados, con pésimas condiciones higiénicas y sanitarias y un día a día marcado por la violencia y las guerras de bandas, con la seguridad conteniendo por la fuerza el caos dentro de los centros. Así es el sistema penitenciario de Brasil, conformado por centros como Carandiru, en Sao Paulo (la mayor cárcel de América Latina, con más de 6.500 presos) o Pedrinhas, en el estado de Maranhao, una prisión prácticamente en ruinas que encierra violencia entre facciones que han organizado, incluso, guerras y actividades criminales en su interior.

Las guerras dentro de estos infiernos es la dinámica general: precisamente en Pedrinhas, en el año 2013, una guerra de bandas se saldó con 67 muertos. También son habituales las epidemias de enfermedades como el SIDA y la tuberculosis en un sistema completamente saturado: entre el año 2000 y el 2022, la población en las cárceles brasileñas aumentó en un 372,5%. Centros de reclusión en los que impera el caos y la violencia.

El presidio de Carandirú llegó a albergar 8.000 presos y se consideró la mayor prisión de América Latina.

Un sistema costoso, inhumano, degradante e ineficaz

Las condiciones del sistema penitenciario brasileño en el que ahora Robinho pasará a cumplir condena han sido denunciadas por numerosas organizaciones internacionales: desde oenegés como Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) hasta la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. También las autoridades brasileñas han realizado sus propias investigaciones: la propia Corte Suprema de Justicia llegó a calificarlo de costoso, inhumano, degradante e ineficaz al debatir la forma de fiscalizar lo que ocurre en las cárceles, en el año 2021. Una tragedia humanitaria que sirve para denigrar a las personas o insertarlas en el mundo organizado del crimen marcada por la violación sistemática y generalizada de los derechos humanos.

Patricia Martínez

Hola, soy Patricia, autora en El Noticiero. Me apasiona compartir las noticias más relevantes de actualidad, tanto a nivel nacional como internacional. Mi compromiso con la objetividad y la rigurosidad en la información es mi principal prioridad. ¡Te invito a descubrir las últimas novedades junto a mí en este periódico independiente!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir