La noticia que ha conmocionado a la opinión pública revela los oscuros planes del reconocido bailarín y coreógrafo Rafael Amargo, quien según las autoridades policiales, habría concebido un siniestro plan para utilizar una lavandería como fachada en el presunto tráfico de drogas. Este sorprendente giro en la vida del artista ha generado un gran revuelo en la sociedad, que ve con estupefacción cómo una figura pública tan destacada se ve envuelta en un asunto de tal gravedad. Las investigaciones continúan profundizándose para esclarecer los detalles de este turbio entramado, que ha dejado atónitos a muchos seguidores de Rafael Amargo.
Rafael Amargo y su productor planeaban utilizar una lavandería como fachada para el tráfico de drogas
En una nueva sesión del juicio celebrado en junio de 2023, la Policía ha revelado que el reconocido bailarín Rafael Amargo y su productor, Eduardo de Santos, tenían la intención de alquilar un establecimiento para distribuir drogas, ocultando esta actividad ilícita bajo el pretexto de una lavandería. En este contexto, la esposa del artista ha negado categóricamente que su esposo se dedicara a la venta de estupefacientes, aunque ha admitido su consumo.
La Audiencia de Madrid ha continuado con el proceso judicial en el que se encuentran involucrados Rafael Amargo, Eduardo de Santos y el socio del artista, Manuel Ángel Batista, acusados de formar parte de una red dedicada al tráfico de drogas, presuntamente comercializadas desde la vivienda de Amargo. La Fiscalía solicita una condena de nueve años de prisión para el artista, quien se encuentra privado de libertad desde noviembre de 2023 por no comparecer a firmar en el juzgado, así como para el productor. Por su parte, para el otro acusado, conocido como Cubita, se piden seis años de cárcel.
Según las autoridades policiales, Rafael Amargo y su productor estarían vendiendo droga con el fin de financiar el estreno de su obra de teatro 'Yerma'. Durante la audiencia, el bailarín ha mostrado gestos de afecto hacia sus familiares y ha lanzado besos a su esposa, quien a su vez le ha dedicado una mirada cómplice al abandonar la sala.
Un agente que participó en la investigación ha detallado que, en una de las conversaciones intervenidas, Amargo y De Santos manifestaban su intención de arrendar un local para utilizarlo como punto de distribución, simulando ser una lavandería destinada a limpiar los trajes de sus espectáculos. Esta estrategia pretendía ser una tapadera para evitar sospechas, de manera que sus nombres no figuraran en el contrato de alquiler. Según las conversaciones interceptadas, informarían al propietario del local y a los vecinos que habría movimiento debido a la llegada de personas relacionadas con la obra con sus trajes.
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