Cambiar la carne roja por sardinas, arenques y anchoas podría prevenir hasta 750.000 muertes prematuras.

La sustitución de carne roja por sardinas, arenques y anchoas se presenta como una alternativa prometedora para la prevención de un gran número de muertes prematuras. Según un estudio reciente, esta modificación en la dieta podría evitar hasta 750.000 fallecimientos de manera anticipada. El impacto positivo de incorporar más pescado azul en la alimentación ha sido destacado por expertos en salud, quienes resaltan los beneficios para la salud cardiovascular y la longevidad. Estos resultados abren la puerta a nuevas estrategias nutricionales que podrían tener un efecto significativo en la esperanza de vida de la población.

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Sustituir carne roja por pescado podría evitar muertes prematuras

Sustituir la carne roja por peces como el arenque, la sardina y la anchoa podría evitar hasta 750.000 muertes prematuras en 2050 y reducir significativamente la prevalencia de discapacidad por enfermedades relacionadas con la dieta, sobre todo en países pobres o en vías de desarrollo.

Estudio revela beneficios de sardinas, arenques y anchoas para la salud

Estudio revela beneficios de sardinas, arenques y anchoas para la salud

Los peces forrajeros marinos son ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 (DHA y EPA), cuya ingesta puede prevenir enfermedades coronarias, además de ser abundantes en calcio y vitamina B12. También tienen la huella de carbono más baja de cualquier fuente de alimento animal, señalan los investigadores.

Consumir más pescado reduciría enfermedades coronarias y muertes por dieta

En todo el mundo, este enfoque podría prevenir entre 500.000 y 750.000 muertes por enfermedades relacionadas con la dieta en 2050 (y fallecimientos por enfermedades coronarias en particular), y entre 8 y 15 millones de años de vida vividos con una discapacidad, la mayoría en países de bajos y medianos ingresos.

Los investigadores reconocen que la limitada oferta de pescado forrajero no es suficiente para sustituir toda la carne roja, pero podría potencialmente aumentar el consumo diario per cápita de pescado hasta cerca del nivel recomendado de 40 kilocalorías en la mayoría de los países, así como reducir las muertes por enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer de intestino en un 2% en 2050.

El análisis sugiere que asignar todo el pescado forrajero a las regiones con menor consumo de pescado, principalmente en países de ingresos bajos y medios, reduciría la carga global de enfermedades de manera más efectiva.

Los autores del estudio proponen políticas multisectoriales, como priorizar el acceso a peces forrajeros para los países pobres y promover el uso de microalgas ricas en nutrientes como alimento para peces.

Lucía García

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