La lepra espesa: como la enfermedad se propagó de ardillas a seres humanos durante la Edad Media

En una investigación reciente, un equipo de científicos ha revelado un hallazgo sorprendente sobre la propagación de la lepra espesa durante la Edad Media. Según los resultados, esta enfermedad infecciosa se propagó de las ardillas a los seres humanos, lo que ha llevado a replantearse la comprensión de la historia de esta enfermedad. La lepra, también conocida como enfermedad de Hansen, es una infección bacteriana que causa graves problemas de salud, incluyendo la perdida de sensibilidad y discapacidad. El descubrimiento de esta ruta de transmisión tiene importantes implicaciones para la comprensión de la epidemiología de la lepra y puede llevar a nuevos enfoques para la prevención y el tratamiento de esta enfermedad.

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La lepra espesa: descubren que ardillas y humanos intercambiaron bacterias en la Edad Media

Ilustración medieval de una mujer con una ardilla como mascota.

Las ardillas supusieron un gran peligro para los humanos en la Edad Media, cuando muchas personas vivían en espacios rurales cercanos a este animal, llegando en ocasiones a tenerlos como mascotas. Diferentes investigaciones coinciden en que este animal estuvo detrás del salto de enfermedades como la lepra de animales a humanos.

Un estudio revelador

Un estudio revelador

No obstante, un estudio realizado por el Instituto Universidad de Basilea en Suiza y recogido por Science Alert ha demostrado que la propagación de la lepra no solo sería culpa de las ardillas, sino que estaría pasando constantemente entre los humanos y los animales, pues ambos portaban la misma bacteria, la Mycobacterium leprae.

Desde la pandemia ocasionada por la Covid-19, la transferencia de enfermedades zoonóticas se ha convertido en un tema candente en los últimos años, haciendo muy mala publicidad para los murciélagos, especie de la que se dijo que podía provenir el virus.

No se ha tenido en cuenta el papel que los animales podrían haber desempeñado en la transmisión y propagación de la enfermedad en el pasado, por lo que nuestra comprensión de la historia de la lepra será incompleta hasta que se tengan en cuenta estos huéspedes, afirma la arqueóloga Verena Schünemann.

La ciudad medieval de Winchester

Durante los siglos XI y XV, la ciudad medieval de Winchester se popularizó por el comercio de pieles de ardilla, convirtiéndose así en un lugar perfecto para que se generase un puente de transmisión de lepra entre humanos y ardillas. En esta zona se encontraron restos de huesos humanos con marcadores genéticos de lepra, los cuales fueron utilizados para hacer un análisis con el que crear una referencia sobre las cepas medievales de M. leprae.

De igual forma, se encontraron restos de ardillas rojas en Stable Gardens, una calle histórica del centro de la ciudad que en la época fue una peletería medieval. Solo una de las doce muestras tomadas a las ardillas tenía pruebas suficientes de lepra para poder compararlas, pero se demostró que coincidía perfectamente con los tres genomas completos de M. leprae perfilados a partir de restos humanos.

Un descubrimiento clave

Con nuestro análisis genético pudimos identificar a la ardilla roja como el primer animal antiguo huésped de la lepra, afirma Schünemann. Los humanos son los principales huéspedes de la bacteria de la lepra, pero también se sabe que esta bacteria infecta a animales salvajes como armadillos en América, chimpancés en África occidental y ardillas rojas modernas en la isla de Brownsea en Gran Bretaña, que albergan una cepa medieval distinta de la encontrada en Winchester.

La cepa de ardilla roja medieval que recuperamos está más estrechamente relacionada con cepas humanas medievales de la misma ciudad que con cepas aisladas de ardillas rojas modernas infectadas, dice Schünemann, quien añade que una comparación directa entre cepas antiguas de animales y humanos nos permite reconstruir posibles eventos de transmisión a lo largo del tiempo y ayuda a sacar conclusiones sobre el potencial zoonótico a largo plazo de la enfermedad.

Consecuencias y perspectivas

Los investigadores esperan que estos hallazgos puedan informar los intentos modernos de controlar y erradicar la enfermedad, especialmente cuando está involucrada la transmisión entre especies. Esta enfermedad puede causar daños en los nervios, ceguera, pérdida del olfato, caída del cabello, piel seca y, si no se tratan, lesiones altamente estigmatizadas y dañinas.

Lucía García

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