En el marco de la última gran fusión bancaria, la Unión de Bancos anuncia una serie de condiciones financieras para la fusión de sucursales y desinversión de activos. Esta iniciativa tiene como objetivo principal mejorar la eficiencia y reducir costos, lo que se traducirá en beneficios para los clientes y accionistas. Entre las condiciones financieras se encuentran la fusión de sucursales duplicadas, la desinversión de activos no estratégicos y la reorganización de la estructura financiera. Estas medidas buscan sentar las bases para una entidad financiera más sólida y competitiva en el mercado. A continuación, se presentarán los detalles de esta iniciativa y su impacto en el sector financiero.
La fusión de BBVA y Banco Sabadell: ¿qué condiciones financieras impone la CNMC para garantizar la competencia?
La operación de absorción de Banco Sabadell por parte de BBVA ha puesto en el foco a los reguladores, que deberán analizar si la operación afecta a la competencia en el mercado financiero español. Esta situación no es nueva, ya que en 2021 se produjo la fusión de Bankia y CaixaBank, que dio lugar al líder del mercado en todos los segmentos de banca minorista.
En aquella ocasión, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) dio luz verde a la operación, pero impuso ciertas condiciones a CaixaBank. Entre ellas, se encontraba la de mantener sucursales y desinvertir en participaciones conjuntas con Bankia.
La CNMC consideró que la absorción no suponía una amenaza para la competencia efectiva en banca corporativa, banca de inversión, tarjetas, TPV, producción y distribución seguros, y gestión de fondos y planes de pensiones, dado que la adición de Bankia en esos ámbitos era reducida.
Sin embargo, el regulador identificó un riesgo para el mercado de sucursales, y conminó a CaixaBank a mantener oficinas en los municipios en los que no hubiera competidores, a fin de evitar la exclusión financiera de la población.
Condiciones financieras para garantizar la competencia
La CNMC identificó 86 códigos postales en España en los que la entidad resultante de la fusión quedaba en situación de monopolio o duopolio, y consideró que la poca presión competitiva en esas zonas le otorgaría un elevado poder de mercado, con posibles efectos adversos para los consumidores.
Para paliar ese riesgo, CaixaBank se comprometió a mantener a los clientes del banco absorbido las mismas condiciones y términos que tenían sus productos suscritos durante un período de al menos tres años.
También aseguró que en los códigos postales identificados como especialmente sensibles a la operación no se cobraría comisiones a los clientes procedentes de Bankia por realizar operaciones en ventanilla cuando ese mismo procedimiento hubiese sido gratuito para ellos.
Además, CaixaBank tuvo que desinvertir en una serie de compañías, todas ellas del negocio de medios de pago, en las que la suma de participaciones junto a Bankia superaba el máximo establecido en los estatutos de esas firmas para cada accionista.
Entre ellas se encontraban la Sociedad Española de Medios de Pago (ServiRed), la Sociedad de Procedimientos de Pago (Bizum), Redsys Servicios de Procesamiento y Sistema de Tarjetas y Medios de Pago.
La CNMC también consideró una posible ruptura de los acuerdos existentes para el uso compartido de cajeros automáticos entre Bankia e ING, así como con Euro6000 y el Banco Sabadell.
Para mitigar el eventual impacto sobre los consumidores, CaixaBank aceptó como condición ofrecer a los clientes de esas entidades acceso a los cajeros que eran titularidad de Bankia antes de la operación durante un período de 18 meses en las mismas condiciones que hasta entonces.
En caso de cierre de cajeros de Bankia como consecuencia de la operación, se comprometió asimismo a dar acceso a los clientes de aquellas entidades al cajero de CaixaBank más próximo.
Ahora, es turno de la fusión de BBVA y Banco Sabadell, y se espera que la CNMC imponga condiciones similares para garantizar la competencia y evitar la exclusión financiera.
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