En el ámbito de la industria alimentaria, ha surgido una creciente preocupación ante el imparable crecimiento de las marcas blancas en los supermercados. Esta tendencia plantea la incógnita de si, a raíz de este fenómeno, los consumidores se verán afectados por una reducción en las opciones disponibles en el mercado. Las marcas blancas, caracterizadas por su precio más bajo en comparación con las marcas reconocidas, han ganado terreno significativamente en los estantes de los establecimientos, generando inquietud en diversos sectores. Ante este escenario, se plantea la interrogante sobre si esta dominancia de las marcas blancas podría limitar la diversidad de productos y, en consecuencia, restringir la libertad de elección de los consumidores.
Consumidores prefieren marcas blancas ante alza de precios en supermercados
El coste de la cesta básica de la compra -aceite, arroz, café, detergente, galletas, leche, pasta y yogur- se ha incrementado un 47% en los últimos cuatro años (2019-2023) debido a la creciente inflación, según informe de Kantar Worldpanel, empresa líder en datos de marketing. En este escenario, los consumidores españoles han optado por los productos de marca blanca, más económicos que los de las primeras marcas, representando casi el 44% de la cesta de la compra.
Desafío para las marcas líderes ante auge de marcas blancas
Los fabricantes de marcas líderes como Campofrío, Bimbo, Danone, Pepsico, Heineken o Pascual se enfrentan al desafío de la creciente popularidad de las marcas blancas. Aseguran que los consumidores no demandan tanto las marcas blancas como parece, señalando que su auge está relacionado con políticas de los supermercados que priorizan sus productos propios.
Supermercados reducen surtido a favor de marcas blancas
Según un informe de Kantar, las grandes cadenas de supermercados en España han reducido un 23% el surtido de marcas de fabricante entre 2018 y 2023, aumentando un 13% la presencia de productos de marca blanca en el mismo periodo. Los márgenes que aplican los supermercados a las primeras marcas son hasta tres veces mayores que a las marcas blancas, resultando en precios entre un 5 y 160% más altos para los productos de fabricante.
Este escenario ha generado malestar entre los fabricantes de primeras marcas, acusando a los supermercados de priorizar sus propios productos y subir los precios de las marcas ajenas. La industria alimentaria se ha visto obligada a replantear su estrategia ante el crecimiento imparable de las marcas blancas en los lineales.
Impacto en el consumidor
Esta competencia entre marcas ha llevado a una reducción en la posibilidad de elección para los consumidores, que se encuentran con menos opciones de productos de primeras marcas en los supermercados. Aunque las marcas líderes no desaparecerán, es probable que disminuyan sus ventas, lo que podría resultar en costos de fabricación más altos para quienes prefieren mantenerse fieles a las primeras marcas.
En este panorama de competencia desleal, los consumidores podrían perder la diversidad de opciones en los lineales de los supermercados, viéndose afectados a largo plazo por la posible subida de precios en las marcas de distribución. La evolución del mercado y la respuesta de los fabricantes determinarán el futuro de las marcas en los supermercados españoles.
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