En la actualidad, ha surgido un creciente interés en torno a las propiedades del ajo como antibiótico natural, despertando debates y curiosidades sobre sus efectos reales en el cuerpo. ¿Qué hay detrás de esta afirmación popular? El ajo, conocido por su uso milenario en la cocina y la medicina tradicional, contiene compuestos como la alicina, que le confieren propiedades antibacterianas y antivirales. Sin embargo, ¿es realmente efectivo como sustituto de los antibióticos convencionales? Expertos señalan que si bien el ajo puede tener ciertos beneficios para la salud, su eficacia como antibiótico es limitada y no debe ser considerado como un tratamiento único para enfermedades infecciosas. Es importante recordar que ante cualquier problema de salud, es fundamental consultar con un profesional de la medicina para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Los efectos reales del ajo como antibiótico natural: ¿mito o realidad?
El ajo crudo en ayunas no es una buena idea para aquellas personas que cuenten con un sistema digestivo sensible ni para aquellas que estén tomando fármacos anticoagulantes. Los beneficios del ajo crudo como antibiótico natural ya eran vox populi antes de la pandemia del covid-19, si bien en ese momento recobró importancia para mucha gente que quería fortalecer el sistema inmunitario ante el peligro de contraer una infección desconocida.
Un diete de ajo en ayunas todos los días se promocionaba en redes sociales como una garantía antivírica. ¿Pero podría ser exactamente así? ¿Hasta qué punto son ciertas sus propiedades antibacterianas? El Allium sativum es uno de los alimentos característicos de la cocina mediterránea. España se encuentra entre los primeros puestos de la producción mundial siendo Castilla-La Mancha, y en concreto Cuenca, la región que cultiva un mayor volumen de este alimento.
El ajo supone una fuente importante de nutrientes: carbohidratos, proteínas, lípidos, fibra, vitaminas (C, B6), aminoácidos, minerales y es rico en compuestos azufrados. Su composición sin embargo no es sinónimo de muchas propiedades curativas que se le atribuyen.
Ajo crudo como antibiótico natural: beneficios y precauciones que debes conocer
Las propiedades del ajo más publicitadas en redes sociales, foros y webs no están sin embargo en las raíces, el bulbo, la piel, la cabeza o los dientes del ajo en sí, sino que proceden de un compuesto llamado alicina, del que la ciencia ha constatado efectos favorables con respecto a la dislipemia, la obesidad, la hipertensión y otros trastornos cardiovasculares.
Desde la Fundación Española del Corazón resaltan precisamente estudios que avalan su rol en la posible reducción del riesgo de la arterioesclerosis así como en el control de los niveles de triglicéridos. Al contrario de lo que comparte el saber popular, estas propiedades de la alicina no se ponen en marcha al comer un diente de ajo entero sino que se liberan cuando éste se fractura, se corta o se machaca.
La alicina se forma por tanto en el diente de ajo abierto, pero debe ser fresco. Si el ajo se calienta por encima de los 60 grados no solo se pierden sus propiedades sino que aparece el riesgo de causar daños en las células intestinales.
Abusar del ajo, es decir, tomar más de o tres dientes al día podría ocasionaría otros trastornos nada deseados como molestias intestinales, irritación en piel, diarrea y flatulencias.
Referencias:
Fundación Española del Corazón (s.f.). El ajo, más allá de su sabor. https://fundaciondelcorazon.com/blog-impulso-vital/2399-el-ajo-mas-alla-de-su-sabor.
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