La Unión Europea ha aprobado una nueva norma que revoluciona la forma en que disfrutamos de nuestros alimentos. A partir de ahora, los envases plásticos de azúcar y ketchup serán cosa del pasado. Esta medida, diseñada para reducir el consumo de plásticos y minimizar el impacto ambiental, obligará a las empresas a replantearse la forma en que envasan y distribuyen sus productos. La decisión de la Unión Europea tiene como objetivo principal reducir la cantidad de residuos plásticos que se generan en la región y promover un consumo más sostenible. ¿Qué implicaciones tendrá esta nueva norma en nuestra forma de vivir y consumir? En los siguientes párrafos, exploraremos los detalles de esta medida y su impacto en la industria alimenticia.
La UE lucha contra la basura: aprueba norma para eliminar envases de un solo uso y fomentar el reciclaje
Europa se despide, al fin, de los plásticos de un solo uso -o al menos, de muchos de ellos- para poner remedio a las islas de basura que se forman en el océano y que están convirtiendo el planeta en un lugar cada vez menos habitable. La de mayores dimensiones tiene 1.6 millones de Km² de basura, esto es, tres veces el tamaño de Francia, según Aquae Fundation. Y no es la única que existe: se sabe que hay otras cuatro repartidas por los océanos de todo el mundo.
El objetivo del Parlamento Europeo con su nueva norma sobre el empaquetado es que para 2030 desaparezcan los sobres unidosis de supermercados, restaurantes y hoteles, reduciendo así los envases de plástico en un 5% -porcentaje que aumenta hasta el 15% para 2040-. Teniendo en cuenta que cada ciudadano europeo generó en 2021 casi 190 kilos de desechos de embalajes y envoltorios, más de 80 millones entre todos, se hace evidente que esta ley europea es más que urgente.
Con esta norma se busca hacer más sostenibles los envases y embalajes y reducir los desechos, incentivando además el reciclaje y la reutilización de recipientes. ¿Qué envases se prohíben? La nueva regla vetará los envases individuales (para, por ejemplo, condimentos, salsas, crema, azúcar) o higiene personal -como los minibotes de champú de los hoteles-, e impedirán que los recipientes para comida contengan los llamados químicos eternos (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas o PFAS), entre otras.
Las medidas incluyen objetivos de reducción de envases (5 % para 2030, 10 % hasta 2035 y 15 % para 2040). De este modo, productos tan habituales como los sobres de kétchup y mayonesa o los azucarillos del café tendrán que encontrar una alternativa más sostenible para envasarse.
De hecho, se fomentará la reutilización de envases, así, por ejemplo, los distribuidores finales de bebidas y comida para llevar tendrán que ofrecer a los consumidores la opción de aportar su propio recipiente sin coste adicional.
Además, la nueva normativa impulsará la mejora de la recogida y el reciclaje: por ejemplo, el 90% de los envases de hasta 3 litros de bebidas de plástico y metal de un solo uso deberán ser recogidos por separado a partir de 2029.
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